domingo, 5 de mayo de 2013

Bienvenidos a VUESTRA habitación

Hoy ha sido un día de la madre bastante atípico. Me ha resultado raro no levantarme temprano y llevarle el desayuno a la cama a mi mamá como he hecho siempre desde que era una enana. Sin embargo, ha sido un día muy especial que sin duda recordaré junto a mi familia durante toda la vida.

Hace unos meses recibí una beca por tener un buen rendimiento académico. Apenas eran 150 euros, pero oye, ¡eso que me había ganado! Cuando mi padre se enteró, me felicitó y me dijo: "pues en cuanto lo cobres te lo fundes, que te lo mereces". En ese momento una pequeña bombilla se encendió en mi cabeza, y lo demás vino rodado. Si alguien se merecía esa pequeña compensación no era yo, sino ellos, mis padres.

Siempre han antepuesto cualquier necesidad mía o de mi hermano a las suyas, sin esperar nada a cambio. Es increíble cómo han luchado contra viento y marea sólo por vernos felices, siempre en busca de ese dorado que parecía que nunca iba a llegar.

Si en algún lugar se reflejaba ese esfuerzo era en su habitación. Ese cuarto lleno de retales que habían ido acumulando, con muebles que habían heredado de mil sitios diferentes. Cada vez que venían visitas, siempre era la estancia fea de la casa, esa que parecía que aún estuviera a medio recoger. Después de veinte años viviendo en su casa, aún no habían encontrado el momento de tener su habitación, en la que sentirse a gusto y poder mostrar orgullosos a todo el mundo. Estoy segura de que, si mi hermano o yo hubiéramos necesitado no una, sino tres habitaciones diferentes a lo largo de nuestra vida las habríamos tenido, aunque hubieran tenido que quedarse un año más sin vacaciones o sin esa cervecita de los viernes por la noche.

Por eso, si alguien se merece cualquier esfuerzo, son ellos. Y por ello llevo cinco meses maquinando, dando dolores de cabeza a mi chico, mi hermano y demás familia. Desde enero guardando dinerillo cual hormiguita para poder regalarles a mis padres la mejor habitación posible. Y gracias a que los reyes magos les regalaron un finde en una casa rural, hemos podido aprovechar para llevar a cabo el plan "reforma sorpresa".

Ya no tendrán que volver a decir a las visitas: "y esta es nuestra habitación, está un poco manga por hombro pero bueno... algún año la cambiaremos". Sé que no es la más lujosa, ni la más sofisticada del mundo, pero es SUYA. 

Se merecen mucho más que esto, pero es una pequeña forma de darles las gracias por todo lo que hacen día tras día por mi y por mi hermano. Sólo el hecho de ver su cara de sorpresa y esa sonrisa ya vale la pena cualquier esfuerzo.

Con todo el cariño del mundo, bienvenidos, mamá y papá, a VUESTRA habitación.

Os quiero


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