jueves, 29 de noviembre de 2012

¿He dicho ya que me encanta la navidad?

Pues sí, me encanta! Estoy así de loca, pero es que me encantan estas fechas.

Desde que era niña me gustaba mucho poder estar con mis seres queridos, poder compartir tantos buenos ratos. Esas comilonas familiares, esos chistes que se repiten año tras año, esa frase típica de: "si es que somos unos brutos, no sé donde vamos con tanta comida... el año que viene no compramos más que lo justo". Jah! Mentira cochina, al año siguiente volvemos a comprar de todo, y un poquito más.

Me encanta decorar la casa, y más desde que tengo a mis sobris pequeños que lo viven todo con mucha ilusión. Eso es lo mejor de estas fechas: la ILUSIÓN. Es una sensación complicada de explicar, pero no sé, es genial sentirla. Te hace sentir como una enana: las luces de navidad, los puestos callejeros, el ambiente en general. El poder estar cerca de los que más quieres y compartir con ellos estos días especiales.


Y eso que son días bastante estresantes, la gente como loca buscando regalos de una tienda para otro. Todo es un caos. Siempre te falta algo, algún detalle que tienes que comprar. ¡Pero me encanta! Soy así. Es una de las cosas que más me gusta de la navidad: hacer regalos. Que aunque no lo creáis para mi supone realizar todo un proceso de búsqueda y selección muy específico, yo lo llamo "la búsqueda del regalo perfecto". Básicamente consiste en pensar en algo especial para la otra persona. El presupuesto no es problema cuando las ideas son buenas. La clave: fijarnos en los detalles, aquellas cosas que siempre ha querido o algo que te recuerde a él o a ella. Los regalos personalizados, que se basan en los pequeños detalles que compartes con alguien son los más importantes, porque significan algo para ambos.

Ea! Ya lo he dicho, ahí tenéis mi secreto! Vamos, nada del otro mundo. Eso sí, lleva su tiempo y muuuuchas vueltas de cabeza para encontrarlo. Pero todo es intentarlo, os aseguro un buen resultado garantizado. Porque a veces, lo importante no es el dinero, sino el hacer sentir a la otra persona que es importante para ti. Regalale esa peli que veía una y otra vez cuando era pequeña, o esa camiseta friki de la que tanto os reísteis en una tarde de compras. Y si no tienes dinero, siempre puedes hacerle un video chulo o alguna tontería en la que le digas lo importante que es para tí. Porque a todos nos gusta sentirnos que somos especiales, y más en estas fechas. Si no se te ocurre nada, aquí tienes un clásico que nunca falla:


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