lunes, 6 de septiembre de 2010

Aquellos maravillosos…

años 20 nos enseñaron los primeros pasos de uno de los mejores músicos de la historia. Procedente de una familia muy pobre, escuchó sus primeros acordes viendo desfilar a las bandas de Nueva Orleans. Aprendería a tocar la corneta en un reformatorio donde varias veces le mandaron por hacer alguna que otra trastada, aunque sería más tarde cuando el director del centro le daría a este joven músico la clave para destacar: una trompeta.

Estos fueron los primeros pasos de Louis Amstrong, un genio que dejó un legado magnifico con el que aún seguimos deleitándonos. Se fue formando poco a poco, aprendiendo de amigos y mentores, pero una de las maravillas de Amstrong era su gran intuición para crear melodías. Hasta pocos años antes de fallecer aún seguía dando lecciones de cómo la técnica no está reñida con la improvisación, claves que hacían del jazz de Louis algo único.

Su personalidad no dejó indiferente a nadie. El apodo «Satchmo» y la cálida personalidad sureña de Armstrong, combinados con su apego natural al espectáculo y a la búsqueda de una respuesta en el público, condujeron a la creación de un personaje público -la sonrisa, el sudor, el pañuelo- que terminó por ser al final de su carrera, según muchos, casi una caricatura racista de sí mismo. Algunos le criticaron por ello; mientras que otros, como Billie Holliday le defendió subrayando el gran corazón que este tenía.

Utilizase o no su caricatura para atraer al público, Amstrong fue uno de los apoyos financieros más importantes de la carrera de Martin Luther King, y para otros activistas de los derechos civiles. Pero Louis prefería mantenerse al margen sin mezclar su trabajo con ideas políticas.

Y es su trabajo lo que más ha quedado en el recuerdo popular. Ese joven cornetista que llegó a desbancar a The Beatles de lo alto del Billboard con su éxito “Hello, Dolly” en 1964, o que grabaría canciones con Bessie Smith, Duke Ellington o Ella Fitzgerald.

Pero no podemos clasificar a Amstrong como un simple trompetista, ya que gracias a él se mejoró el arte del scat (tipo de improvisación vocal, generalmente con palabras y sílabas sin sentido, convirtiendo la voz en un instrumento más) y ayudó a popularizarlo. Además, nadie podrá interpretar canciones como “What a Wonderful World” o “When The Saints Go Marching In” de la misma manera que él.

Os dejo con algunos éxitos de Satchmo. Espero que os gusten.

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